sábado, 2 de junio de 2012
Pero que pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, de que nuestras noventa y nueve monedas son el cien por cien del tesoro. que no nos falta nada, que nadie nos ha quitado nada, que no es mas redondo el número cien, que el noventa y nueve. Que es solo una trampa, una zanahoria que han puesto ante nosotros para que seamos estúpidos, para que tiremos del carro, cansados, malhumorados, infelices y resignados. Una trampa para que nunca dejemos de empujar y para que todo siga igual. Eternamente igual. Cuántas cosas cambiarían si pudiésemos disfrutar de nuestros tesoros tal como son, pero reconocer que en noventa y nueve hay un tesoro, no significa que debas abandonar tus objetivos. No quiere decir que tengas que conformarte con cualquier cosa. Porque aceptar es una cosa y resignarse es otra.
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