Estaba en una terracita un oscuro medio día echandome una copita, en ese bar que hace esquina con la calle Mayor. Viendo volar a las moscas, viendo pasar la vida, viendo pasar a las chicas, a todas me acercaría, a todas las besaría. Pero las pierdo de vista porque pasan deprisa. Apuré el chinchón de un trago, por el culo del vaso dibujé una silueta, dejé volar a mi mente, me cegó un poco el alcohol. Y al abrir los ojos vi que la borrosa silueta, se había convertido en princesa y eras tú. Apareciste tú, apareciste tú, yo me levanté de la silla y hacia ti me encaminé, "¿puedo darte un beso niña?" y después me avergoncé de mi. Pero no pude resistirme y te pregunté otra vez, "¿puedo darte un beso niña aunque sea en la mejilla?". Tú me dijiste que si, me respondiste si. Podría subirte la falda y tumbarte aquí en mi mesa, podría tomarte aquí mismo, dime que si por favor. Tú tiraste al suelo las copas que había encima de la mesa, me agarraste entre tus brazos y se te abrieron las piernas. Tú me dijiste que va, venga venga venga va, y así sin darnos ni cuenta, va y los dos nos liamos venga a hacer el amor, en ese bar que hace esquina con la calle Mayor. Los clientes no entendían, la gente curioseaba a ver que hacían esos, follando en un bar del centro en plena calle Mayor. Por fin vino un camarero y nos llamó la atención. "Fuera de aquí por favor", le contestamos que no, ah y además le pedimos un pequeño favor. "¿Puede señor camarero hacer de casamentero?, casenos aqui mismo, casenos por favor", no debería de hacerlo pero en fin venga va. Alli mismo nos casamos, nos casó el camarero, convidamos al mundo. Y alli encima de esa mesa, de ese bar y de esa calle, que luna de miel pasamos, 15 días bien preciosos.
Fue precioso nuestro amor, fue precioso nuestro amor, fue precioso nuestro amor, fue precioso nuestro matrimonio.
"Sometimes our best decisions are the ones that not make any sense at all."
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