miércoles, 11 de agosto de 2010

MN

Yo no tengo nada más que lo normal, quizá un cierto atractivo cuando me logran callar.
Mi madre dice que soy algo especial, mi padre que soy del todo subnormal.
Pero cuando me duermo surge un reino de color de un tono azul marino donde nadie reina más que yo.
El rey de mi castillo juega a ser como un chiquillo porque en su reino no existen ni balas ni cuchillos.
El rey detiene todo, el rey es grande, es diferente y lo que más le gusta es encontrarse con su gente.
Y cuando despierto ya soy de lo más normal, me pongo una camisa, unos zapatos y echo a caminar.
Yo no tengo nada de especial. Ninguna historia que sirva para poderla contar.
Tengo un amigo que dice que soy lo más extraño que ha visto desde que dejó de fumar.
Pero cuando me duermo, nadie sueña más que yo. Mi cielo y mar se abren porque nadie reina como yo.
Si hay algo que quisiera yo comprar sería un billete de ida para no volver jamás.
Esa tierra de sueños tan ideal. Tal vez te escriba desde allí para ver que tal estás.
Quizá una mañana cuando vuelva a despertar, un tono azul marino me recuerde, me recuerde...

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