martes, 11 de octubre de 2011

Pequeños placeres que a veces sentimos tan fuerte.

Reír hasta que te duela. Una ducha caliente. Nadie delante de ti en el supermercado. Una mirada. Recibir correo. Dar una vuelta en coche. Escuchar como llueve. Una llamada. La playa. Reírse de uno mismo. Las llamadas a media noche que duran horas. Los amigos. Un helado. Los viajes con los amigos.  Tener un sueño bonito. La ilusión. Ganar un desafío. La nieve. Sacar un sobresaliente en un examen. Coger de la mano a alguien que quieres. Oír las risas de tus amigos. Encontrarte por la calle con un viejo conocido y descubrir que algunas cosas (buenas o malas) no cambian nunca. Ver amanecer. Hacer un regalo. Que te besen. Despertarte y ver que aún te quedan horas para dormir. Escuchar de manera casual a alguien que dice algo bonito sobre ti. Superarse.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario